XXXV. Las cosas que nunca serán
Cuando estoy a punto de bajar, lo veo sentarse y abrir un libro. Me quedo un momento en la puerta, volviendo la cabeza para sostener su mirada. Destaca entre la multitud, que fija la vista en las pantallas táctiles de móviles y tabletas, mientras mueven sin parar los dedos. No es solo el libro, es su… Sigue leyendo XXXV. Las cosas que nunca serán